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La Singer, la máquina de coser que sobrevive en tiempos de fast fashion

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Máquina Singer de 1939.

Coser y bordar todo es empezar. ¿Por qué no darle una oportunidad al hilo y la aguja? El fenómeno "craft" y algún programa de televisión anima a recuperar la Singer, la máquina de coser por excelencia, seguro que su abuela tuvo una. Las modernas son portátiles y todo facilidades para remendar o diseñar.

Su sitio era junto a la ventana, para aprovechar los rescoldos de la luz de la tarde. Allí se acodaba la Singer,siempre de guardia, a la espera de un descosido o una tela a la última moda, sobre el tablero de madera sostenido por patas y pedal que tanto juego han dado después en Pinterest con múltiples reconversiones en mesita auxiliar y mueble de lavabo (y que hace que muchos lamentemos no haber conservado aquella joya).

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La mesa con pedal, una joya reconvertida en mueble auxiliar o de lavabo.

Pero los tiempos cambian, vivimos en una sociedad portátil, y si ya son pocos los que tienen tiempo para la costura, menos aún los que disponen de espacio reservado para ella como lo tenía mi madre y quizá la suya. "Antes todo el mundo tenía un rincón con su máquina. Ahora se ha pasado a ir de arriba para abajo, a reuniones de costura, a sacarla para un momento determinado;hoy en día es un aparato de hobby, por eso todas son portátiles", analiza Rubén Manzano, director comercial en España de SVP, multinacional que engloba junto a otras marcas a Singer, la empresa que desde 1851 fabrica las máquinas de coser más populares, como demuestra que suyo sea el 60% del mercado mundial de un utensilio que, si bien está lejos de la popularidad de antaño, no ha caído en desuso, no crea.

Algo tendrá que ver el fenómeno craft, la reivindicación del hecho a mano y hasta la televisión. "Notamos el revival, por decirlo así, a partir de 2010 y 2011. Y series como El tiempo entre costuras o programas como Maestros de la costura han beneficiado al sector, dan visibilidad y hacen que la gente se enganche a coser. También ayuda el auge de las manualidades, del do it yourself, hacer tu propia ropa o decoración para casa", detalla Manzano.

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Modelo que Isaac Merrit Singer presentó en agosto de 1851 para obtener la patente. Se exhibe en el Museo Smithsonian de Historia Natural de Estados Unidos.

Buena parte del éxito es la amplitud de gama que, en el caso de Singer, empieza con modelos básicos que rondan los 100 euros. Hay otras que alcanzan los 12.000 euros, máquinas muy profesionales que hasta wifi llevan. Digo yo que por ese precio bien pueden coser solas y al gusto de Anna Wintour... Ante el arrebato de pespuntear en casa, la mayoría opta por uno de los modelos más asequibles que, como reconocen desde la marca, son los de mayor venta. Aunque mucha gente acaba con varias máquinas, porque empiezan por la más sencilla, pero según se van introduciendo en esto, ven las opciones que le ofrecen los modelos superiores y por un poquito más, quién le va a decir que no al enhebrado automático, por poner un ejemplo.

Cuánto hubiera disfrutado de este y otros avances Isaac Merrit Singer, el padre de la criatura tal y como la entendemos. Que modelos previos los hubo, y cierto lío con las patentes, también, pero el caso es que el avispado empresario y exactor, que no debía de dar puntada sin hilo, se apuntó el tanto al mejorarlos sustancialmente y registrarla en 1851, como se comprueba en la imagen junto a estas líneas del modelo que se exhibe en el Smithsonian National Museum of American History de Estados Unidos.

La aportación clave de Mr. Singer, según Manzano, estribaba "en la tensión del hilo", lo que convertía la máquina en plenamente funcional. Aunque la gran revolución, y la filosofía de la subsiguiente empresa, "fue hacer máquinas fáciles, la idea era trasladar modelos de las fábricas textiles a la pequeña escala de los hogares". Por eso no dudó en inventarse las facilidades de pago y ofrecer el alquiler con derecho a compra en los tiempos en que las máquinas tenían un precio equivalente a varios salarios.

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Legacy SE 300 con enhebrador automático, hasta 800 puntadas por minuto, 200 diseños de bordados, conexión usb... Su precio ronda los 1.500 euros.

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